Tarde es para buscar responsables.
La bolsa de plástico en la mano derecha, escondida entre la camiseta de manga larga, los labios con restos de resistol cinco mil, a cada suspiro un escape de su realidad. Los sueños un día se fueron, las baquetas duras y frías, los palos, los golpes en el cuerpo, el hambre, no dejan soñar.
El futuro significa permanecer vivo, no importa a costa de que.
Nadie cede a voluntad, es lo que ha aprendido, la fuerza hace la caridad, así que sin pedir permiso lanza el chorro de agua jabonosa sobre el vidrio, luego se ofrece a limpiarlo por las monedas que quieran.
Policías y ladrones no es un juego para el, desde chico aprende a temerle a “la autoridad”, si lo agarran lo madrean, por vaguito, por malandro, pa´ que aprenda que el chemo no es bueno El buen policía sabe que es su deber educar a ese chamaco, así que no lo piensa dos veces para tomarlo por el cabello, levantarlo en vilo y lanzarlo sobre la patrulla, en la caja de la camioneta le dan su escarmentada, nada que deje huellas muy visibles, la única huella es esa espinita en el corazón, es rencorsito, esas ganas de crecer y chingarse a ese pinche policía, a veces ni es necesario crecer, la suerte se lo pone borracho fuera de un bar. La calle no perdona.
“Jungla de asfalto” no es una metáfora para el, nadie es tan humano como para no querer aprovecharse del débil, él lo sabe y si se deja se convierte en el eslabón mas frágil, de esa jungla, donde no hay leones ni tigres depredadores, pero hay explotares, y pederastas. Saben que nunca está lo bastante jodido como para que alguien deje de aprovecharse de él, la jungla no desperdicia ni la carroña, así que hay que evitar convertirse en carroña.
Lo vemos en su manada, siempre a la defensa, no por maldad, no, sino que la vida a la que los orillamos le enseño que nadie te da la mano, nomás así por que sí.
Los chocolates y los dulces, las golosinas soñadas por muchos de su edad, han sido cambiadas por cigarrillos, pastillas y resistoles, golosinas que otro depredador de la jungla en inicio le obsequio.
Diría que el olvido lo arrojo ahí, pero no.
No es olvido, ¿quien olvida algo que a diario ve? Pero hemos buscado pretextos para ningunearlo, para decir que ese no es nuestro problema, no somos los culpables. Y nos funciona bien, ¡de todas maneras tenemos nuestros propios problemas!
La vida le ha enseñado a ser fuerte, se disfraza de payaso y hace bien el papel, con un mal maquillaje te enseña una sonrisa sincera y te hace malabares, dice gracias después de cada función y agradece deberás cada moneda. ¿Quién es tan fuerte como el?
No siempre, salen bien las cosas, a veces hay un descuido, ¿Cuándo y como?, de repente sin la manada protectora, sin los reflejos aleta, a lo mejor se descuido soñando ¡hacía tanto que no soñaba despierto¡ el policía se excedió de educación, el depredador lo cazó, o alguien invadió el territorio, huyó, cuando lo vio tan cerca ya no quiso correr, al fin la paz se acercaba, rodó su ultima lagrima.
Una banqueta fría, un cuerpo tibio todavía… en la batalla perdió el calzado.
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